martes, 19 de febrero de 2008

Palabra



¿Qué haces? Escribo. ¿Y qué escribes? Palabras. ¿Y qué palabras? Muchas palabras. ¿Como cuáles? Palabras como las que salen de tu boca o de la mía. Palabras que se lleva el viento pero que vuelven. Palabras que se quedan y que calan hasta los huesos; palabras que se cuelan por el oído medio y que llegan al alma en fatigosa travesía; palabras que se cuelan por el intestino y el hígado y el colon y el páncreas que aunque sea extirpado sigue envenenado de palabras que se ensartan y que se entierran hasta en el entierro mismo. Palabras de cabro chico de mente grande, de pendejo que juega al papá y a la mamá pero que no tiene hijos porque no es hueón. Palabras de clase media, palabras de pobre y qué tanto. Palabras de denuncia y maltrato, palabras que caen como escupo en la cara en La Dehesa y en la RAE. Palabras simples pero complejas. Palabras lindas pero que transgreden. Palabras feas poh conchetumare, pero que suenan lindo, porque lo lindo es feo y lo feo es lindo, porque lo lindo no existe y lo feo tampoco, porque todo es un asunto de palabras, porque todos los mundos se constituyen a partir de una palabra, de una palabra que sale de tu boca o de la mía, o de una palabra que atraviesa fugitiva el cerebro y que se plasma desafiante en un pedazo de papel.