viernes, 2 de mayo de 2008

Plumíferos

Y es que tal vez todo está en los gestos, en aquellos que parecen tan insignificantes, tan llenos de nada condensada en un movimiento furtivo de las comisuras de los labios colagenados, de los ojos con patas de gallo, de las manos artríticas, de las manos callosas. Esa mirada, esa sonrisa, ese saludo, ese abrazo, ese beso, esa lengua, el sexo, el tercer sexo, la Lita haciendo su performance epiléptica frente a miles de mariconas gritando enfurecidas y enforecidas por el término de la marcha gay en Plaza Bulnes.
Gestos, gestos de amor o de amistad o de homosexualidad y travestimo a granel impulsados por la pirámide social egipcia que somete y momifica a los siervos del sistema. Gestos de pasión y deseo, gestos de cariño y gestos, gestos simplemente. El lenguaje de los gestos, de las miradas calentonas y las entonaciones transformistas. Sociedad transformista que dragqueeniza hechos y palabras para hacerlos más pomposos, pero que es delatada por los gestos, por la cara de zorra consumida por el cinismo y el travestismo social, por la inquietud del pie que marca un incesante compás de repulsión y asco, de sarna y lacra, de odio y psicosis. Un reggaeton de mascarillas faciales y productos de belleza para esconder las imperfecciones antrópicas, las espinillas socioeconómicas, los puntos negros del alma.
Pero con la lluvia el maquillaje se corre, y es en ese momento cuando las emplumadas quedan atrapadas bajo las cadenas de sus propios gestos, de su deleznable rictus, de su execrable conformación personal. Y los gestos las dejan en pelotas, las asaltan, las crucifican, las condenan.
Y es que tal vez todo está en los gestos.

1 comentario:

Unknown dijo...

lo leí dentro de un vagón de montaña rusa: subía y bajaba en los rieles icónicos (bien descritos por lo demás)de vuestro lenguaje tan poco apegado al de nuestro maestros dinosaurios españoles.

métete a mi blog y lee la wea de La Tercera.