viernes, 10 de abril de 2009

Yo pecador

Padre mío
perdóname porque no sé lo que hago
estoy ciego, también un poco sordo
(es triste esto de chocar contra las paredes:
la verdad es que estoy un poco machucado
y mis facultades mentales están algo alteradas
-alter ego-
producto de tantos cabezazos).

Padre mío, te lo reitero: no sé lo que hago
al beber de tu sangre -vampirescamente-
al comer de tu cuerpo lacerado/lascivo
al imprecar contra tu persona
(sé que tú eres el cumpleañero el 25 de diciembre
y no el viejito Pascuero, perdóname)
al imprecar contra tus estigmas que yo también poseo
contra tu semana chanta
contra tu semana sarna
En el fondo tú sabes que yo te amo
que lo nuestro es algo especial
-a menos que me hayas cagado,
pero yo confío en ti, Señor-.

Padre mío
Padre Pío (?)
Padre frío
Padre frígido
que rara vez das la pasada a aquellos
que te ruegan, que se desviven
por curarse del cáncer
o del rencor o de la envidia,
de esos que tú también posees
porque envidias a Satanás
piensas que tiene más adeptos
pero tú eres la verdadera diva del pop, tú lo sabes
-ahora eres la porque sufres de androginia:
tal vez por eso eres objeto de deseo de tanta gente-.

Altísimo Padre
sé que no merezco tu perdón
(sé que no siempre perdonas,
eso se lo dices a la prensa)
pero aquí estoy, de rodillas,
como te encanta que estén todos tus fieles
(todos escuchamos tus gemidos
y vemos tus ojos en blanco;
no te hagas el hueón)
para redimirme ante ti.
Te ofrezco
rezar por las noches (de lujuria y pasión)
desterrar a los curas pedófilos (discípulos tuyos)
no comer carne (cruda) en tu Viernes Santo
asumirme hijo del padre Maciel
y esa clase de hueás que te gustan a ti.

Allá tú si aceptas o no.




(supongo que ya está de perogrullo el hecho de que este poema tiene problemas de formato, al igual que la mayoría de lo que escribo. xD)